El Asno y el Perro

El asno y el perro. Un hombre tenía un asno y un perro. El asno trabajaba en la granja durante las jornadas de trabajo, alaba las carretas, empujaba las ruedas del molino y transportaba cargas pesadas. Como recompensa, tenía un establo seco y cálido al que podía ir cuando caía el sol y comer grandes cantidades de paja y avena. El perro era la mascota y vivía en casa de su amo. Pasaba los días olfateando en el jardín o dormitando. En ocasiones dormía en cojines de seda y en otras se acomodaba en el regazo de su amo mientras éste le daba bocadillos deliciosos. Un día el asno regresaba a casa, agotado después de un largo día de trabajo. Mientras caminaba lentamente hacia su establo, vio al perrito corriendo y ladrando. “Las mascotas siempre se divierten”. Suspiro. “Desearía no tener que trabajar y dedicarme a jugar”. Al día siguiente, el asno había trazado un plan en lugar de ir a trabajar. Se dirigió a la casa de su amo. La mesa estaba llena de comida deliciosa y el asno comenzó a probar todo. Probó algunas cosas y las dejó a un lado, pero otras las comió hasta acabarlas. Ahora tengo ganas de jugar, pensó. Y se dirigió al jardín y comenzó a brincar sobre las flores. Luego regresó a la casa y saltó sobre los sillones. “Qué divertido!” Dijo mientras se revolcaba en los cojines de seda. Fue entonces cuando su amo entró corriendo a la habitación. El hombre cayó de espaldas y les gritó a sus sirvientes “Saquen a este animal y llévenlo a donde pertenece. Asegúrense de darle trabajo hasta agotarlo”. Los sirvientes sacaron al asno y lo hicieron girar las piedras del molino una y otra vez, hasta que cayó el sol. Uff, suspiró mientras lo llevaban de vuelta a su establo. “Fui tonto al querer ser un perro. Seré más feliz si hago las cosas útiles que hacen los asnos”. Ese día la paja y la avena le parecieron deliciosas. Moraleja, Se feliz con lo que eres.